En los primeros tres capítulos del libro indago sobre los motivos de la reforma, los fundamentos de su necesidad y los criterios generales a utilizar. En el resto del libro, “Casos”, analizo los distintos sectores, ya bajo la luz de los criterios alberdianos, definidos en la primera parte, analizando la historia de cada actividad antes de su estatización, su marco regulatorio, sus principales inversiones y propongo su privatización, supresión o eliminación.
Eran los inicios de los ochenta. En el mundo no se privatizaba nada, y por lo tanto, no había de dónde agarrarse y esto hacía el desafío más fascinante pero más difícil. Unos años después, Thatcher empezó a romper los paradigmas del estatismo que venía desde la posguerra.
En la Argentina, recién se empezó a privatizar en el 11/90 con Entel, recién once años después de que se escribió este libro en 1979. Circulaba en fotocopias hasta que encontré cómo publicarlo. El mundo había cambiado con la caída del Muro de Berlín y ayudó mucho que los bancos se dieron cuenta que la única forma de rescatar sus acreencias provenientes del default de 1982 era entregando sus bonos argentinos, que valían un 25%, en sociedades con operadores internacionales (Asset Redeployment Strategy)
Y así, se privatizó todo o casi todo. ¿Qué sentido tiene entonces reflotar este libro si su principal propuesta ya fue adoptada? Varias razones:
A) El libro focaliza en la privatización, pero tiene muchas partes que se refieren a las funciones del Estado, y al tremendo costo que la presencia del Estado le impone a la sociedad. Hoy, que aumentó casi un 70%, el panorama es mucho peor y, por lo tanto , más necesario.
B) Asimismo, hay empresas que volvieron al Estado y está el peligro que otras lo hagan, ya sea por presión política, como porque después del abandono de la Convertibilidad los contratos se violaron y los servicios se precarizaron. Esto es el caldo de cultivo ideal para una re estatización.
Continuará...