El desafío de hacer una propuesta de reforma del Estado (Hilo 3 de Twitter, del 14/03/2023)

En esos años (1979/1980), Martinez de Hoz estaba siendo muy criticado por no reducir el gasto público. En algún momento dijo que era muy difícil y que si alguien tenía ideas mejores que las que él estaba implementando que se las arrime. Y de ahí partí al final de 1979. Con muchas preguntas:

¿Cómo iba a hacer para estudiar una  cosa tan grande y densa? ¿De qué iba a vivir en el interín? ¿De dónde iba a sacar datos de los otros sectores  en donde el estado intervenía tan fuertemente? ¿Bajo qué criterios los iba a analizar?  ¿Cómo le pagaría a los que me ayuden?

Las dificultades eran enormes, pero mi deseo de enfrentarlas lo superaba con creces. Sabía que mi experiencia 1976/1979  se podía extender a otras partes del Estado , Y que para el país era absolutamente necesario pegar un golpe de timón y enfrentar sus problemas. 

Vivíamos un supuesto “proceso de reorganización” en donde no se estaba reorganizando nada y seguía vigente hasta la Ley de Abastecimientos de Gelbard. La estructura del Estado seguía un comportamiento inercial, pero la inflación  no bajaba del 160% anual. Crisis en puerta.

Me di cuenta que para encarar esta iniciativa, necesitaba toda la ayuda que podía conseguir,porque no sabía nada de la mayoría de los sectores que quería hacer propuestas. En una primera fase me concentré en conseguir fondos y mentores en cada sector a estudiar.

Así, sumé asistentes como el gran Alejandro Chafuen y otros para procesar el enorme volúmen de información. Viajé por varios países para ver cómo hacían. España, Estados Unidos, Inglaterra y Venezuela y tuve una gran cantidad de entrevistas.

Pero el gran problema era identificar bajo qué criterio se podría examinar toda la información y hacer una  propuesta en campos tan disímiles. 

Decidí concentrarme solo en las inversiones de las empresas del Estado. No al resto del Estado. Pensaba que la batalla intelectual sería más fructífera como en el el Plan de Silos comentado, en donde lideré la idea de no hacerlo en base a argumentos y estudios.

Pero insisto que el gran problema seguía siendo identificar bajo qué criterio se podría examinar toda la información y hacer una  propuesta en campos tan diferentes. La respuesta fue Juan Bautista Alberdi y la Constitución Nacional de 1853.