Crítica a las opiniones de Michetti sobre los empresarios
Publicado el Lunes 20 de junio de 2016 por Economía Para Todos
La frase de Michetti Me hizo retroceder 26 años a aquella famosa frase «Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo»
«Me hubiera gustado que los empresarios se jugaran con los precios y la inversión» “Deberían confiar plenamente en nosotros: queremos que la producción del país progrese.” “Podrían haber sido aún más fuertes en jugarse cien por ciento en que las cosas salgan como tienen que salir. Me hubiera gustado que se jueguen con el tema precios, con la inversión»,
Gabriela Michetti, Diario Perfil, Mayo 2016
Si lo que se desea es que la producción nacional progrese, es justo lo que no hay que decir.
En primer lugar, meter en una bolsa a todos los empresarios, como si fueran únicos accionistas y dueños de las empresas y con plena capacidad como para «jugarse el cien por ciento » y «confiar plenamente en nosotros», es no
conocer cómo funcionan las empresas. Me extraña que estando rodeada de empresarios, no comprenda esta realidad.
Las empresas tienen sus gerentes, que muchas veces no son ni sus accionistas y que de ninguna manera tienen poder para «jugarse»- como quiere Gabriela- el capital que les han asignado, por más simpatías que le tengan a un
gobierno y por más que ese gobierno sea infinitamente mejor que el anterior.
Si Gabriela cree en las exhortaciones como sistema de manejo de la economía, está profundamente confundida y lo peor es que al ser una excelente comunicadora, confunde a la población, haciendo el papel del emprendedor más
difícil de lo que ya es y por ende inhibiendo su acción y sus inversiones.
¿Quién puede tener el poder y además arriesgarse a quedarse sin capital de trabajo, debido a un golpe inflacionario? ¿Qué explicación da si después no puede reponer? reduciendo consecuentemente su participación en el mercado
frente a sus competidores.
Hay que optar y algunos lo harán por vender menos y conservar el capital pero incurriendo en los costos fijos propios de no vender y otros serán más osados y tratarán de vender y poder reponer. Todo muy conversado
internamente. Es la diversidad del mercado con sus distintas visiones y apetencias por el riesgo. Son decisiones empresarias que un prudente hombre de negocios debe tomar y responder ante quienes lo votan para el cargo. De
ninguna manera puede ir a su Directorio o Asamblea y decir: «Quise acompañarla a Gaby, me perdí la mitad del capital de trabajo, pero me siento un patriota». Probablemente sus días en ese puesto estarán contados. ¿Cómo puede Gabriela no conocer esta realidad fogoneando así a los adeptos a las teorías conspirativas? Me parece muy irresponsable en alguien que no lo es.
En cuanto a que no la acompañan con la inversión, la idea es más desatinada aún. En primer lugar Gabriela está imbuida de la creencia de quienes la rodean y de ella misma, que las inversiones que vendrán, licuarán el gasto
público y por ende el déficit fiscal.
Yo le diría que eso no es demostrable aritméticamente, que las inversiones tienen su ritmo, que tienen que ponerse a régimen y que allí empezarán a contribuir, en una proporción creciente, pero nunca suficiente para
«mágicamente» hacer licuar el gasto público de una manera importante como para eliminar el déficit.
Ese pensamiento mágico proviene del hecho que fue tanto lo que nos hizo sufrir el kirchnerismo, que estuvimos dispuestos a apoyar cualquier sanata. Yo mismo la escuché a Mirta preguntarle a Macri: ¿de dónde van a sacar la plata para
hacer todo lo que quieren hacer?». La respuesta fue: «vamos a administrar bien». Y bueno, se van a dar de bruces, si en ese administrar bien excluyen bajar el gasto público y solo mejorar la eficiencia. Es como si no se
dieran cuenta que lo que van a hacer es «fertilizar las malezas». No hay que administrar todo bien. Hay que pulverizar las malezas y fertilizar el trigo. Esto de «Dadme a Macri que el resto se os dará por añadidura» es una ilusión que quisimos comprar con tal de sacarnos a Cristina de encima.
La realidad es que las inversiones por sí mismas no licuarán nunca el gasto público que se considera indebidamente fijo. La realidad es que ese gasto público, ni piensa ser fijo y es más variable que el aumento de las
inversiones. La única forma es analizarlo, reducirlo callada y perseverantemente como hizo Frondizi entre 1958 y 1962 con Frigerio y Ovidio Zabala: 6,2% de reducción de la plantilla de empleados por año. Ellos consideraban que si no lo hacían jamás lograrían las inversiones y tenían razón.
La verdad es que si un gerente va a su Directorio y dice que por simpatía con Gabriela y al Gobierno, se embarcó en una inversión millonaria, sin autorización, comprometiendo el patrimonio de sus accionistas, sería despedido de inmediato y probablemente enjuiciado, precisamente por no haber actuado como un prudente hombre de negocios.
!Los empresarios malvados, avaros, con ese afán de lucro voraz, no la acompañaron a Gabriela y al Gobierno!
!Pobre Gabriela! !Una víctima! Ese es el mensaje que Gabriela le está diciendo a la gente. ¿Qué se espera si
después la gente se arrebata y comete desmanes? Me extraña tanto porque la veo muy bien orientada en muchos otros aspectos y la veía como un agente de la paz. Y aquí no, la veo fomentando el odio y hablándole y confundiendo al
público. Me hizo retroceder 26 años a aquella famosa frase «Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo» del ministro de Economía Juan Carlos Pugliese, en 1989, en medio de una gran crisis financiera, luego de un discurso donde intentó frenar la corrida bancaria. Conclusión: como me dijo un ex presidente del Banco Central: «las exhortaciones en economía no sirven para nada».
Al respecto, el gobierno ha hecho mucho y ha desplegado las condiciones necesarias, pero no las suficientes aún debido al poco tiempo transcurrido. De manera que Gabriela: más paciencia.
Trabajé muchos años de mi vida como asesor financiero y sé perfectamente cómo se toman estas decisiones y que es alineándose con el interés de los accionistas, que son los que arriesgan su capital y analizando muy bien las
condiciones macro de corto y largo plazo, dentro del cual nadie sabe si Mauricio Macri y Gabriela Michetti estarán en el poder. No hay inversiones que se recuperen en cuatro años. ¿Qué mensaje es ese de Gabriela para los
que quieren invertir: «Estoy desilusionada porque no invierten»? Totalmente contraproducente.
Cabe también destacar que hay grandes interrogantes sobre la conveniencia o no de invertir. Ya no emotivos como le gusta a Gabriela, sino tangibles.
1. ¿Cuál va a ser la tasa de inflación? 2. ¿Cómo van a hacer para lograr bajarla, si están diciendo que no van a reducir el número de empleados que son el principal factor de costo? ¿Qué van a hacer con la repatriación de dividendos? ¿Va a ser libre? ¿Qué va a pasar con el régimen arancelario? Por ejemplo, si quiero traer una máquina para producir: ¿la traigo ahora para acompañarla a Gabriela o espero a que bajen los aranceles para los bienes de capital? ¿Qué va a pasar con el dólar? ¿Van a abrir las importaciones o los dólares que entren van a quedar atrapados y por lo tanto se sobrevaluará el
tipo de cambio, quedando afuera de competencia todo aquel que exporte? ¿Cuál va a ser la tasa de Impuesto a las Ganancias para las empresas? ¿El 35% o el 35% más el 35% de la suba inflacionaria, ya que no hay ajuste por
inflación desde 1991? ¿Quién se cree que la inflación va a bajar tomando Lebacs y sin bajar el gasto público? ¿Si la preocupación número 1 de la gente es la inflación: por qué no se la considera una Obra Pública que tiene
prioridad sobre todas las demás, postergando el resto aunque el país pierda en infraestructura? Y luego cuando bajen la inflación se largan con las obras. ¿Quién cree que esta enorme afluencia de plata para obras, centrifugada por todas las administraciones provinciales va a ser bien manejada y no se repetirán los hechos de corrupción como sugiere Luis Moreno
Ocampo hace pocos días? ¿Por qué tanta confianza en la habilidad para manejar enormes inversiones en un circuito político esencialmente ineficiente?
Hay millones de interrogantes como estos, no resueltos. Algunos operadores tomarán sus riesgos y serán pioneros y otros desensillarán hasta que aclare. Así funciona y se arma el mercado. Con incertidumbre que es el riesgo que
asumen los emprendedores, algunos antes, otros después, en un juego que nadie sabe si conviene ser pionero o no. Y por esos riesgos espera un beneficio. Nada más pero nada menos.
Mientras tanto, el Gobierno debiera «pisar la pelota y levantar la cabeza». Desterrar el pensamiento mágico que quisimos conseguir con tal de sacarnos a Cristina de encima. Hay que ordenar primero, ponderar mejor la gravedad
del gasto público como lo hizo Frondizi, bajar la inflación, definir claramente las reglas del juego del dólar, de la inserción en el mundo, de la presión fiscal, de la seguridad de las personas y allí las inversiones vendrán para aprovechar las enormes oportunidades de un país atractivo y ordenado.