La prohibición de exportar carne vacuna desalentará la producción ganadera y, a largo plazo, hará que cada vez tengamos menos vacas, con la consiguiente suba de precios. El daño será tan grande y es tan injusta la medida que es muy extraño que no pueda prosperar un recurso de amparo que obligue al gobierno a dar marcha atrás con su capricho.
La política ganadera de cabotaje excluye a las exportaciones. Toda la carne va al mercado interno de manera que la podamos disfrutar. Es que es una gran pasión de los argentinos. Claro que con ese criterio se podría idear lo mismo con otras pasiones, por ejemplo que todos los futbolistas se queden en el país de manera que podamos ver a nuestros astros todos los fines de semana. Luego los tenistas, los rugbiers, los polistas. Podríamos ser pioneros en el mundo e idear una “política deportiva de cabotaje”.
Por supuesto seríamos un recuerdo de lo que fuimos. Nos pasa ya en muchas cosas a partir de que empezó la declinación constante y el Estado comenzó a meterse en todo allá por los años 1930 o 1940, según usted prefiera.
El consumo de carne argentino es un 60% más alto que en el país más rico de la tierra (EE.UU.). La medida de no exportar es para que el país no quede desabastecido. No importa que los médicos recomienden bajar el consumo y diversificar la dieta.
El impacto de la suspensión de las exportaciones de carne será importante. Como el brote de aftosa de 2000/2001, según Ignacio Iriarte, un reputado analista del mercado de carnes de hace muchos años.
Justamente, en febrero de este año había ocurrido la aparición de un brote de aftosa que en la práctica es una prohibición a exportar, pero en este caso por motivos sanitarios.
Una desgracia que, al ser tan funcional a los deseos del presidente de que baje el precio de la carne, aparecer en el campo de un político de bastante baja reputación y justo en pleno debate por el precio de la carne, dio lugar a que muchos pensaran que fue un brote “plantado”.
No creo que pueda ser concebible tanta maldad. Felizmente, el Senasa actuó muy rápidamente, no ocultó nada -que es lo peor que se puede hacer en estos casos-, sacrificó la hacienda que había que sacrificar y el efecto sobre los mercados externos fue bastante limitado, aunque aun así importante.
Pícaros y bellísimos
Como el lunes y el martes siguientes a la suspensión de las exportaciones los precios volvieron a subir, el presidente se las agarró contra los consignatarios acusándolos de pícaros, de manejar el mercado y el precio para que suba y así beneficiarse a costa del pueblo. Nada dijo respecto a que dos días antes había bajado fuertemente el precio por presión vendedora. Poco simétrico me parece en sus juicios nuestro Primer Mandatario. A los ganaderos, en cambio, los llamó “bellísimas personas”.
No se sabe bien qué quiso decir, pero debe de haber pensado como muy coherente que si unos son lobos malos, tiene que haber ovejas bellísimas o buenudas que se entregan mansamente mandando las jaulas de hacienda que les indican los lobunos consignatarios y que estos, al manejar el precio, lucran, lucran y lucran sin pensar en la población que queda desabastecida ya que come “solamente” 65 kilos de carne contra 40 kilos que se comen en EE.UU.
Antes pensaba que lo único que al presidente le importaba era que el precio de la carne no subiera para no tener un costo político. Ahora creo que piensa que si tiene que subir, que suba, pero que ese costo político lo tenga otro y que él sea visto como el defensor del pueblo que lucha contra los perversos: ¿Quiénes? A falta de culpables precisos, ¿por qué no la oligarquía vacuna?
Las suspensiones a operar en Liniers
No demostraron una actitud muy recia los consignatarios que se dejaron basurear por el presidente Kirchner y contestaron que estaban preparando un plan para acercar posiciones con el gobierno… Vamos, vamos. Si bien lo cortés no quita lo valiente, alguna reacción debieron haber tenido. En mi opinión, los consignatarios son gente de trabajo que no se merece que la vituperen de esta manera, ya que llevan prosperidad allí donde van porque impulsan el comercio, que es uno de los manantiales del progreso, y porque, además, ni queriendo están en condiciones de manejar el precio de la carne vacuna.
Pero de poco les sirvió el no reaccionar, ya que a los pocos días, el viernes 17, les cae una rarísima suspensión del ONCCA para operar en el Mercado de Liniers, por “pura coincidencia”. Mal notificada, por deudas muy poco claras, en algunos casos con gente que ni siquiera operaba en Liniers. Si uno mira los nombres de la mayoría de los suspendidos es imposible soslayar que se atacó con especial énfasis a familias tradicionales argentinas que a mucha honra han hecho cosas importantes por el país pero que seguramente están dentro de la lista de los elegidos por el presidente, de manera de tener a alguien para acusar y hacer pagar el costo político de la suba del precio de la carne.
La verdad es que la izquierda que nos gobierna es resentida y está bastante desactualizada, aunque conserva buenos reflejos políticos y estratégicos. Están eligiendo al enemigo. Se están armando del discurso para poder esgrimirlo en las próximas elecciones. No es que crean totalmente en la teoría conspirativa, sino que necesitan conspiradores, existan o no en realidad.
Veo que a la par de la ausencia de escrúpulos, brotan las amenazas y las exhortaciones a no consumir que poco sirven. Todos saben en el mercado de los papelonescos llamados del propio presidente a los supermercados para que el precio no se mueva, para que hagan el favor de no ir a Liniers. Las feas amenazas a gente de trabajo como son los consignatarios. Veo con mucha preocupación que está apareciendo el miedo por doquier por primera vez en muchos años.
Los métodos asustan. Aislados quizá no impactan tanto como cuando se los analiza en conjunto y se empiezan a vislumbrar las tendencias. Por ejemplo, al empezar este análisis habrán visto que me resistí a pensar que el gobierno en un operativo comando “plantó” la aftosa en Corrientes, pero no puedo dejar de pensar en el tremendo error de suspender las exportaciones de carne y en el hecho de que el gobierno venía ya hace tiempo trabajando en esto porque se sabe que “cajoneó” el trámite de la apertura del mercado americano, que era la gran esperanza de la ganadería. Muchas casualidades que ahora vuelven a aparecer con el tema de la suspensión a los consignatarios para operar en el mercado de Liniers. Muchas, demasiadas coincidencias preocupantes con un timing perfecto. Pero me mantengo en que el virus no fue “plantado”. No puede existir tanta maldad.
Preguntas que se hacen en el mercado
El presidente del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna se hallaba en España promoviendo nuestras carnes mientras que el gobierno neutralizaba sus esfuerzos prohibiendo su exportación e incurriendo en un costo fiscal sumamente importante. Es decir, gastamos para que el país exporte y para que no exporte al mismo tiempo.
¿Qué sentido tiene hacer el enorme esfuerzo de ponerle una señal en la oreja a los vacunos con un número para así identificarlos y posibilitar su exportación como animal trazado si después se prohíbe la exportación?
¿Por qué prohibir la utilización de anabólicos si ni en la Argentina ni en EE.UU. está prohibido? Solamente se hace para la exportación a la Unión Europea, en cuyo caso está prohibido (salvo la ínfima cuota Hilton) La no utilización de anabólicos atrasa el engorde en 2 meses sobre 16, aproximadamente.
No es cierto que porque se exporte falta carne en el mercado interno. Ése es un análisis muy coyuntural(o electoral). La realidad es que un buen precio de exportación fomenta la producción y sólo una parte se exporta. El resto se vuelca al mercado interno.
Por el contrario, esta medida desalentará y a largo plazo hará que cada vez tengamos menos vacas y menos producción de carne con mayores precios.
Es tanto el daño que causará esta medida y suena tan injusto el hecho de que ha sido aplicada solamente contra la carne vacuna y no contra otros bienes de la economía, que parece raro que no pueda prosperar un recurso de amparo contra la medida por falta de igualdad ante la ley.
Personalmente, tengo esperanza en la Justicia a pesar de que los jueces puedan ser hoy en día amenazados de ser acusados en juicio político si se ponen en contra del gobierno.
Esperemos que la medida se deje de lado y que el gobierno recupere un mínimo de sensatez y se dé cuenta de que no se puede prohibir la exportación de un producto con más de 100 años de tradición exportadora. ¿Qué hará el gobierno cuando los frigoríficos exportadores empiecen a cerrar las plantas y a despedir personal?
Es hora de que se despierten los señores legisladores y los señores jueces y que empiecen a trabajar para aplicar los pesos y contrapesos sin los cuales la democracia pasa a ser una burla a la ciudadanía.
Creo que todo el mundo de la ganadería, desde el obrero de la carne hasta el productor ganadero, debería combatir -siempre desde las trincheras de las razones- pero presentando una actitud mucho más firme y recurriendo en estos casos a la Justicia para reclamar por sus derechos. © www.economiaparatodos.com.ar |